En tercer grado nos encontramos con estudiantes de 8 y 9 años. Si tienes relación directa con niños de esta edad, sobrinos, hijos, vecinos… sabrás que ellos piensan que tienen la verdad en sus manos. Frases como: “eso ya lo sabía”; “sí, ya me lo sé”; “es verdad porque mi maestra me lo dijo”, “¿otra vez lo mismo?”… son algunas de las que destacan. Ahora bien, como ya la vida los preparó para las operaciones concretas, creen haber descubierto un mundo diferente. En este grado, cuando empiezan a ver temas de mayor profundidad, por un momento se asustan ante lo nuevo pero luego de que su más desarrollada función reflexiva pinta con otra paleta el panorama, sonríen mientras se recuestan del pupitre haciendo una señal con la mano sugiriendo poca importancia, todo esto seguido de la expresión: ¡ay, qué fácil!
Aprovecha al máximo este “súperpoder” de tus alumnos y continúa alentándolo. Procura, ahora que se enfrentarán a conocimientos nuevos, que vean todo con claridad, sin complicaciones y de forma divertida. Sigue jugando con ellos al tiempo que les das estructura y los preparas para su paso al cuarto grado. Al finalizar el año deberían haber consolidado una escritura correcta, no solamente en cuanto al uso de signos de puntuación, sino que además respeten los aspectos formales de la escritura y no cometan errores ortográficos en palabras de uso común. Adicionalmente deberían leer de manera fluida, comprender lo que leen y ser capaces de discutirlo. Por supuesto, al finalizar el tercer grado, nuestros alumnos ya habrán afianzado conceptos y conocimientos claves necesarios para iniciar un cuarto grado, especialmente en gramática y sintaxis.