Emplea el lenguaje que quieras
y nunca podrás expresar sino lo que eres.
Ralph Waldo Emerson
Empecemos por adentrarnos en el lenguaje y en algunos de los elementos que lo rodean, como por ejemplo la comunicación. Grandes entendidos del tema sugieren distintas teorías, entre ellos Marshall Mcluhan, quien afirmó que el medio es el mensaje, pues para él –y para muchos– el medio influye en la manera como este se percibe. Ciertamente, cuando somos receptores, nuestra apreciación se ve condicionada por el medio. No siempre el mensaje será recibido de la misma manera ni será percibido igual por otras personas. De aquí esta respetada y reafirmada teoría de Mcluhan.
Ahora bien, Sapir y Whorf, citados por David Berlo, establecieron que “el lenguaje de una persona habrá de determinar en parte lo que esa persona ve, lo que está pensando y los métodos que utiliza para pensar y llegar a tomar decisiones”. En este precepto, ya empezamos a ver el lenguaje como parte fundamental del mensaje.
Me apoyaré en el modelo de comunicación desarrollado por David Berlo, que a diferencia de otros teóricos como Shannon-Weaver o Shramm, se basa mayormente en la comunicación humana y en cómo puede garantizarse la fidelidad y lograr que sea realmente efectiva. El mismo Berlo, en su libro El proceso de la comunicación, plantea que “cuando hablamos, nuestro discurso es el mensaje; cuando escribimos, lo escrito; cuando pintamos, el cuadro; finalmente, si gesticulamos, los movimientos de nuestros brazos, las expresiones de nuestro rostro, constituyen el mensaje”. Estas diferentes formas de comunicación, estas formas de expresión, van configurando el lenguaje.
Ahora dilucidemos esto con mayor precisión para entender cómo concebir el lenguaje. Sí, en efecto el medio es el mensaje, pero el medio somos nosotros mismos, por tanto todos somos lenguaje vivo y así es como hay que percibirlo para poder transmitirlo. ¿Por qué me atrevo a decir que nosotros somos lenguaje? Echemos guante de los silogismos que nos ofrece la lógica.
Si el medio es el mensaje
Y el mensaje es lenguaje… entonces,
El medio es lenguaje.
Ya tenemos otra premisa, el medio es lenguaje. Ahora bien, si partimos de la base de que cada uno de nosotros escribe cartas, correos electrónicos, mensajes de texto, algunos publican en sus páginas de Facebook, otros lo hacen por Twitter… Adicionalmente enviamos mensajes orales en una conversación, a veces cara a cara, otras en una llamada telefónica o haciendo uso de los avances tecnológicos mediante notas de voz, Skype o cualquier otra herramienta; algunos profesionales usan la radio bien sea la tradicional o vía web. Finalmente, para expresarnos como medio de comunicación también usamos nuestra imagen, nuestro cuerpo. En estos casos la expresión de nuestro rostro puede decir más que mil palabras, la ropa que usamos, nuestra presentación personal habla por nosotros, nuestros movimientos corporales… Como dice mi amigo José Erre, fundador de la EdM Escuela de Medios, “nosotros somos un medio de comunicación que lo tiene todo”, lo verbal y lo no verbal. Apoyémonos nuevamente en la lógica.
Si el medio es lenguaje
Y nosotros somos el medio… entonces,
Nosotros somos lenguaje
Quisiera suscribir las palabras de Uri Ruiz durante unas jornadas sobre Usos, historia y enseñanza de la lengua escrita, pues desde este punto en adelante, apoyada en esta premisa que obtuve, inicia mi propuesta de enseñanza.
Es una tarea que me inquieta un poco, porque una no está acostumbrada a hablar en primera persona, hablar largo de su propia experiencia como si fuera algo digno de ser tomado en cuenta. En realidad, quisiera que me librarais de la sensación de que esta charla pudiera interpretarse como una pedantería. Me gustaría que colaborarais conmigo entendiendo que es un modo directo de pensar juntos. Pensando que de eso se trata es como me he animado a hacerlo. (Ruiz, Uri. 1999)
Mostrar a otros el resultado de nuestro trabajo no es algo sencillo, más cuando se espera que alguien más se aventure a continuar el camino. No he de compararme con Uri Ruiz, pero precisamos creernos esta premisa:
Nosotros somos lenguaje.
Si cada uno de nosotros somos lenguaje puro, ¿por qué entonces nos limitamos a encerrarnos entre cuatro paredes de un aula de clases para descubrir y amar lo que somos? Es hora de desprendernos de antiguos paradigmas, conservar algunos y readaptar otros tantos. El lenguaje es, a partir de ahora, vida.